En los últimos días, hemos visto el desarrollo de un debate sobre crecimiento económico y pobreza, protagonizado por el reputado economista Miguel Ceara-Hatton y los técnicos de la Asesoría de la Gobernación del Banco Central de la República Dominicana (BCRD). El debate inició por una presentación de power point de Ceara-Hatton, que luego fue recogida por algunos medios (http://www.7dias.com.do/index.php/noticias/146386/Pobreza_y_desigualdad_no_han_disminuido_pese_crecimiento_economico_insiste_Ceara_Hatton). El BCRD publicó este documento de 10 páginas fijando su posición sobre el tema (http://bancocentral.gob.do/pag_abierta/bc2013-08-06.pdf). Miguel Ceara-Hatton contestó con esta Respuesta_al_Banco_Central. Finalmente, la Asesoría de la Gobernación del BCRD replicó con este documento (http://bancocentral.gob.do/pag_abierta/bc2013-08-21.pdf), el día de ayer.
El debate resulta sumamente interesante por diversas razones. En primer lugar, es una discusión económica de un alto nivel técnico. Rara vez los economistas de los bancos centrales descienden de su “torre de marfil”, para debatir públicamente temas de interés actual (excluyendo los debates públicos con E. Selman y E. García Michel). Como reconoce el mismo Ceara-Hatton, “permite que uno se beneficie de las observaciones del BCRD”, ofreciendo una ventana hacia el pensamiento de sus altos funcionarios. En segundo lugar, la discusión sobre crecimiento económico es relevante para la República Dominicana. Finalmente, vale la pena analizar si al objetivo de “estabilidad de precios” del BCRD le “llegó su hora”. Es decir, si debe complementarse con otras metas que ayuden a combatir la pobreza y la desigualdad en RD (por ej. luchar con el desempleo).
Como entusiasta de la regulación económica y de los aspectos legales del régimen monetario y financiero de la nación, creo que vale la pena comentar algo sobre la dimensión jurídica del debate sobre crecimiento económico y combate a la pobreza.
La Constitución dominicana de 2010 no contiene la palabra “pobreza“. Sí repite bastante la palabra “desarrollo”: “desarrollo integral”, “desarrollo sostenible”, “desarrollo armónico”, desarrollo por aquí y por allá. Además, sólo habla de desigualdad, expresamente, con relación a la discriminación de género. No a la desigualdad económica (a pesar de que el Art. 217 engloba el concepto).
Por otro lado, el Art. 217 de la Constitución dice que: “El régimen económico se orienta hacia la búsqueda del desarrollo humano. Se fundamenta en el crecimiento económico, la redistribución de la riqueza, la justicia social, la equidad, la cohesión social y territorial y la sostenibilidad ambiental, en un marco de libre competencia, igualdad de oportunidades, responsabilidad social, participación y solidaridad”. El Artículo 218, luego añade que: “El Estado procurará, junto al sector privado, un crecimiento equilibrado y sostenido de la economía, con estabilidad de precios, tendente al pleno empleo y al incremento del bienestar social (…)”.
Estos artículos evidencian que la Constitución Económica está interesada no sólo en el crecimiento económico puro y duro, sino también en el desarrollo humano (un tema que el Dr. Ceara-Hatton domina muy bien, dada su experiencia en el PNUD), y otros temas, como la sostenibilidad ambiental, la cohesión social (donde hay mucha desigualdad económica, la cohesión social puede deteriorarse), etc.
Sin embargo, el mandato constitucional del BCRD sigue siendo la estabilidad de precios. Así lo consagra el referido Artículo 218 y también lo reitera el Artículo 228 cuando dice que: “El Banco Central, cuyo capital es propiedad del Estado, es el único emisor de los billetes y monedas de circulación nacional y tiene por objeto velar por la estabilidad de precios“.
Quizás el debate entre Ceara-Hatton y el BCRD sirva para reflexionar en torno al objeto constitucional del BCRD: la lucha contra la inflación. Es un tema que el ensayo de Ceara trata (pág. 12), pero reconoce que “se requieren estudios cuantitativos más precisos que desagreguen cada uno de los efectos para determinar cómo interactuaron la actividad económica, la inflación y la pobreza (…)“.
El replanteamiento del objetivo único de estabilidad de precios es un tema que está en boga. Recientemente, el Banco de Inglaterra (Bank of England) anunció su enfoque de “forward guidance”, bajo el nuevo Gobernador Mark Carney. Esta estrategia mantendrá los tipos de interés en sus mínimos históricos hasta que la tasa de desempleo (paro) baje del umbral de 7%, siempre que la inflación esté bajo control.
El debate entre mantener a los bancos centrales con un objetivo único de lucha contra la inflación (estabilidad de precios), o encomendarles varias metas, es propicio. Sobre todo para nosotros, que estamos discutiendo si el crecimiento económico ha servido para reducir los niveles de pobreza y desigualdad en los últimos años. A pesar de todo, quizás jurídicamente la Asesoría de la Gobernación del BCRD no tuvo que escribir tanto. Simplemente haber dicho: “don Miguel, ese no es mi mandato”.