Un Grave Problema de Agencia

“La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, de quien emanan todos los poderes, los cuales ejerce por medio de sus representantes o en forma directa, en los términos que establecen esta Constitución y las leyes.”

Artículo 2 de la Constitución Dominicana

El aumento impositivo perseguido por el gobierno deja en descubierto nuevamente el grave problema de agencia que existe en el sistema político dominicano. Los economistas llaman problemas de agencia o de intermediación (agency problems) a todas aquellas situaciones donde los intereses de un agente (o mandatario) entran en conflicto con los del mandante y producen actuaciones del agente en detrimento a los mejores intereses de su mandante. En el caso del sistema político, el Pueblo es el mandante y nuestros representantes congresuales y gubernamentales son nuestros agentes o mandatarios. Eso es lo que recoge nuestra Constitución en su Artículo 2, cuando dice que: “(l)a Soberanía reside exclusivamente en el pueblo, de quien emanan todos los poderes (…)”.

Sin embargo, este grave problema de agencia se desprende de que mayormente ejercemos nuestra soberanía a través de estos representantes, en vez de hacerlo directamente. A menudo, estos representantes resultan ser unos bandidos. No buscan nuestros mejores intereses, sino que se enfocan en perseguir sus propios beneficios personales. Esto es lo que los economistas y analistas políticos llaman “búsqueda o persecución de rentas” (cuando se trata de corrupción). También se crea el ambiente perfecto para que nuestros agentes intenten mantenerse en sus carguitos: lo que se conoce como la teoría de la elección pública (public choice).

El problema de agencia radica en la interposición de otros intermediarios entre el Pueblo y sus representantes: los partidos políticos. La intermediación de unos partidos políticos llenos de intereses conflictivos y con voracidad de acumulación y redistribución de poder y riquezas entre sus dirigentes y miembros. Por eso mantengo que los actuales incentivos políticos que se promueven en el ordenamiento electoral y político dominicano son perversos. La mayoría de los grandes y medianos partidos son empresas comerciales, mientras que muchos de los pequeños partidos son PyME o feudos. Aparte de contar con representantes egoístas y auto-promotores, se añade la dimensión de persecución de los objetivos del partido por encima de los intereses del Pueblo.

Nuestra democracia está secuestrada por los partidos políticos. Nosotros padecemos del Síndrome de Estocolmo: pensamos que nuestros secuestradores son buenos y no nos damos cuenta del daño que nos hacen. Es un sistema donde los intermediarios se llevan todo el pastel del presupuesto del Estado y el Pueblo recibe muy poca retribución por los tributos que paga. Este problema de agencia se refleja claramente en el actual proceso de aumento impositivo. El paquetazo se decidió en una reunión de alto mando de los directivos del partido oficialista: los mismos que crearon el déficit y depredaron las finanzas públicas. El Proyecto se aprobó el pasado viernes en el Senado, donde las discusiones parlamentarias duraron menos de lo que dura “una cucaracha en un gallinero”.

Otra evidencia del problema de agencia está en la destitución del ex director de Bienes Nacionales por indicios de corrupción. Como ha dicho el Dr. Guillermo Moreno, el Presidente Medina, nuestro máximo representante, es un reo de las fuerzas que lo llevaron al poder. El director sucesor de Bienes Nacionales es el vicepresidente del mismo partido PyME del ex director destituido. Solamente porque ayudó (marginalmente) al PLD para alcanzar el poder. ¿Entonces Bienes Nacionales no pertenece al Estado, sino que es patrimonio del PyME-Partido que se apoyó al candidato ganador? Parece una historia sacada del medioevo, cuando los feudos eran vitalicios y hereditarios.

Y ni hablar de otras evidencias más dolorosas del problema de agencia. Financiamos las actividades políticas de los partidos con nuestros impuestos.  Los partidos políticos reinstituyeron el “sistema del arrastre” para que votemos indirectamente por desconocidos predeterminados. También los legisladores se benefician de exenciones impositivas para importar y vender vehículos de lujo, chupando grandes sumas de dinero. Existen además barrilitos, cofrecitos, bolsillitos, maletines, caja-chicas, dietas, viáticos y gastos de representación. ¡Nuestro sistema de pesos y balances se ha convertido en un sistema de Pesos (RD$) y Balances positivos en las cuentas bancarias de nuestros representantes!

Mientras tanto, el Pueblo, verdadero mandante, espera una representación y fiscalización digna, conforme con sus mejores intereses. Se puede argumentar demagógicamente que “aumentar los impuestos en este momento de descalabre fiscal está dentro de los mejores intereses del Pueblo y de la estabilidad financiera”. Pero obviamente esto es una mentira. Nadie quiere poner el dedo en la llaga originaria de toda esta crisis. Nuestros representantes, la gran mayoría de ellos, han fallado en cumplir con su trabajo. Nos han defraudado.

¡Hasta cuándo seguiremos apoyando a estos bandidos! Hasta que el sistema político cambie y exijamos eliminar la hegemonía de los intermediarios perversos que secuestran nuestra democracia.

 

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